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Capítulo 01.

Jimin corría por las calles de Londres con un vaso de café en su mano derecha, cuidando que no se derramara o mancharía su espléndido traje.

El día anterior había decidido salir con sus amigos a un bar para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, claro que en ese momento había sido una buena idea, pero no lo fue más cuando esa misma mañana se había levantado más tarde de lo normal.

El omega se encontraba en la cuerda floja de su trabajo, temía perder su empleo por retrasos como ese. Su jefe solía ser bastante exigente.

El alfa hablaba y Jimin tenía que obedecer, aunque su cuerpo le pedía a gritos que golpeara a ese hombre.

Por lo general, los omegas no tendrían porqué desear agredir a alguien, mucho menos a un alfa imponente como lo era su jefe, pero, así como era respetado por todos en la oficina, era bastante odiado por Jimin.

Ese hombre era cruel, indiferente y odioso, con sus rasgos masculinos opacados por una mueca de fastidio que llevaba todos los días. Un alfa de 27 años que hacía que Jimin perdiera la cabeza.

Si fuera por Jimin, realmente ya habría renunciado, pero realmente necesitaba ese dinero y su padre había puesto mucho empeño en hacerle un espacio en la secretaría.

El omega rubio corría cansado, evitando a las personas que se cruzaban en su camino. Cuando llegó al edificio, abrió la puerta con torpeza, haciendo que las personas lo miraran, pero él solo suspiró cansado.

—Buenos días, sigan trabajando —indicó con una sonrisa tensa.

El omega caminó hasta el elevador y apretó los botones, esperando que las puertas se abrieran, cuando eso pasó, salió una mujer alta con falda gris y tacones negros que la hacían ver más alta de lo que era, le dirigió una mirada a Jimin e inclinó su cabeza como saludo, el omega hizo lo mismo antes de entrar al elevador.

Cuando llegó a su piso, el más alto del edificio, salió del elevador, mirando a todos los empleados a modo de saludo.

Jimin peinó su cabello mientras caminaba hasta su oficina, estaba por llegar cuando fue interceptado por un chico castaño.

—Jimin, hasta que al fin llegas. El jefe preguntó por ti —mencionó su compañero mientras hojeaba unos documentos.

—Lo siento, Yoongi. Se me hizo un poco tarde —el omega palmeó su espalda a modo de saludo antes de abrir la puerta de su oficina.

—Si lo noté.

Yoongi, el beta castaño que conoció cuando recién llegó, se quedó en la puerta en señal de respeto. Era cierto que los empleados alfas y omegas tenían la estricta regla de tomar supresores para controlar sus olores y no incomodar a los clientes. Aun así, las oficinas propias de los alfas y omegas —aunque no eran tantas, ya que los empleados era mayormente betas— tenían olores más concentrados, y se consideraba una falta de respeto entrar sin antes obtener un permiso.

Eso era lo que más le agradaba a Jimin, ya que al ser un omega hombre, había sufrido bastantes injusticias en toda su vida, a sus 24 años de edad todavía no creía que existieran burlas y humillaciones hacia su persona.

Claro que le molestaban, claro que le enfadaba que lo hicieran menos por ser un omega, por verlo y creer que era débil debido a su cuerpo curveado y su no tan alta estatura.

Pero oh, él no se dejaba. Y nunca lo haría. Jimin estaba seguro de que todo lo que tenía era gracias a su esfuerzo, gracias a su trabajo. Estaba seguro de que podría hacer todo el trabajo de esos alfas imbéciles y aún mejor.

Al menos, él viajaba y le pagaban por eso.

—Deberías ir con el jefe, no querrás que se enoje —sugirió Yoongi ladeando la cabeza.

Jimin soltó una pequeña risa y dejó su café en el escritorio.

—Me da igual si ese alfa se enoja, ¿quién soy yo para mantenerlo contento? —preguntó Jimin desabotonando su saco.

—Su secretario —respondió Yoongi de forma obvia.

—Tienes razón, entonces debería ir. Nos vemos luego, compañero —se despidió antes de caminar por los pasillos hasta llegar a la oficina más alejada, y también la más grande.

Jimin mentalmente insultó al alfa dentro, ya que no lo podía hacer de frente o seguro saldría de allí con una hoja de despido. Tocó la puerta.

—Adelante —esa voz grave que tanto despreciaba lo invitó a pasar.

Abrió la puerta con cuidado y asomó su cabeza hasta ver al alfa en la computadora, tecleando algo con el ceño fruncido. Llevaba su traje habitual, que se ajustaba a sus brazos y espalda ancha, el cabello recortado de los lados, un poco más largo de arriba.

—Jungkook.

El alfa levantó la vista y le dedicó una mirada cansada con aquellos ojos verdes que no iba a admitir que lo volvían loco.

—Jimin.

—¿Me estaba buscando? —preguntó mientras entraba y cerraba la puerta detrás de sí. Un aroma a bosque y café invadió sus fosas nasales y Jimin cerró los ojos unos segundos para concentrarse.

—Estás en la cuerda floja y no voy a pensarlo dos veces antes de despedirte si no cumples con tus horarios, ¿entendiste? —exclamó el alfa mientras firmaba un documento relacionado con las finanzas.

Jimin rodó los ojos antes de maldecirlo en voz baja.

—¿Dijiste algo? —preguntó el hombre.

—Si, estoy esperando mis tareas —explicó Jimin con una sonrisa falsa que se borró al escuchar a Jungkook.

—Entonces puedes irte, le di tu trabajo a Amalia.

Jimin endureció su rostro, dedicándole una mirada de enojo al alfa que no se inmutó.

"Maldito seas alfa imbécil, ojalá no puedas anudar" pensó el ojimiel. Solo habían sido unos minutos de retraso, en verdad quería golpear a ese hombre tan desagradable, desagradable respecto a su manera de ser, físicamente Jimin podría comérselo.

Jungkook levantó una ceja al ver que Jimin no se movía de su lugar.

—Busca algo más para hacer, Jimin. No te quedarás sin trabajar o tendré una razón más para despedirte —dijo Jungkook mientras veía como el menor se acercaba hasta el escritorio.

—No puedes hacerlo, mi padre es tu jefe.

Aquel omega lo estaba volviendo loco, y no en el buen sentido, era responsable cuando quería, pero también resultaba ser una verdadera molestia cuando se lo proponía. Le frustraba mucho que no obedeciera, así serían las cosas más fáciles.

Se levantó de su asiento, ajustándose la corbata hasta que estuvo frente al omega.

—Y yo soy el tuyo, así que vete y cumple con tu trabajo —remarcó Jungkook, inclinándose un poco más sobre el escritorio.

Jimin hizo lo mismo hasta tener más cerca a Jungkook, siendo separados por la mesa de madera color negro.

—¿O si no qué? ¿Vas a sacarme a la fuerza de aquí? —preguntó el omega con mirada desafiante.

—No solo de esta oficina, no volverás a pisar este edificio en tu vida —Jungkook lo miró de arriba abajo con una mueca de fastidio—. Y dudo mucho que quieran contratar a un omega como tú.

—¿Y qué tipo de omega crees que soy? —preguntó Jimin cruzándose de brazos.

—Un simple omega irresponsable como tú no tiene mucho que ofrecer —explicó Jungkook como si fuera lo más fácil del mundo.

Jimin lo miró indignado y rodeó el escritorio hasta estar frente al alfa. El cual lo miró burlón.

—Escúchame bien, alfa idiota. Mi padre es tu jefe y lo mínimo que pido es respeto si no quieres que sea yo quien ocupe tu puesto en el futuro.

Jungkook soltó una carcajada que erizó los vellos de Jimin.

—¿En serio crees que te dejarán estar a cargo a ti? A un omega de administrar y financiar los documentos de la ciudad, de ser el jefe... Despierta ya, Jimin, no te tengo miedo, puedes decirle lo que quieras a tu padre sobre mí, pero ambos sabemos que no cambiará nada.

—¿Entonces es eso, porque soy omega? Porque mi polla no tiene un maldito nudo y no tengo una jodida voz de alfa —exclamó Jimin. A este punto el omega estaba hirviendo de furia, un estúpido alfa que lo insultaba por ser lo que era, no era nada nuevo, pero en cierto punto estaba cansado.

—Tal vez eso sea lo que te falta, un maldito nudo, a ver si así se te quita el mal humor —dijo Jungkook desinteresado.

—Con eso no vas a lograr follarme, Jeon.

—¿Y quién dice que quiero follarme a un omega como tú? —carcajeó el alfa, pasando su mano por su cabello para acomodarlo—. Irritante, mal humorado, soberbio, desagradable y urgi... —Jungkook ni siquiera terminó de hablar cuando la mano del omega fue a parar a su mejilla.

El alfa abrió los ojos sorprendido y llevó una mano a su mejilla adolorida, cuando se recuperó de su sorpresa, tensó la mandíbula y sus ojos se oscurecieron.

—No tienes idea de lo que acabas de hacer, Jimin —el alfa habló, grave y ronco, haciendo que la piel de Jimin se erizara, pero el omega no demostró nada.

Jimin se acercó hasta que su pecho casi rozaba el de Jungkook, tomó la corbata del alfa y le dio un tirón hasta que quedó a la misma altura. El omega lo miró con las cejas fruncidas, tan cerca que podía sentir el aliento del alfa en sus labios.

Jungkook apretó los puños en el escritorio, estaban tan cerca que el alfa podría contar las pestañas que enmarcaban los preciosos ojos mieles del rubio.

—Si quisiera tener tu polla dentro, ya te lo habría pedido. Pero no lo hago porque no estoy tan urgido como tú.

El alfa escuchaba atentamente mientras miraba el cuello de Jimin, blanquecino y hermoso, sin ningún tipo de marca, aquella parte que acumulaba el olor del omega, que se sentía tenue debido a los supresores que tomaba.

—Podría hacerlo —dijo Jungkook en un susurro, bajando su rostro hasta el cuello del omega, maldijo por lo bajo al sentir un tenue olor a coco y almendras—. Podría follarte tanto que te dejaría con las piernas temblando. Porque eres un jodido omega irresponsable que no sabe acatar órdenes.

El alfa rozó con la punta de su nariz el cuello del omega, Jimin se inclinó hacia un lado, sonriendo de tener al alfa así de dócil, bien podría pegarle un rodillazo en su entrepierna.

—¿Eso harías, alfa? ¿Dejarme con las piernas temblando y sentirte cada vez que camine? —Jimin preguntó, con una sonrisa ladina mientras tiraba de la corbata con más fuerza, para que Jungkook quedara más cerca. Lo quería más cerca porque su aroma a café y madera lo estaban volviendo loco.

Jungkook estaba apunto de responder, pero el ruido del teléfono los sacó de su momento, haciendo que ambos se separaran de repente como si les quemara el roce de pieles.

Jimin sonreía descarado y Jungkook se pasaba los dedos por el cabello tratando de mantener la compostura, ambos respiraban irregularmente y evitaban mirarse a los ojos. Hasta que el pitido los hizo recobrar el sentido.

—Dejaré pasar tu falta si te vas ahora, Jimin —habló Jungkook, caminando hasta el teléfono.

—Sí, sí. Bien, me iré ahora —el omega salió rápidamente de la oficina.

El alfa pasó saliva antes de levantar el teléfono.

—Jeon Jungkook, diga.

✧✦✧

Esa noche en su cama, Jimin pensó en lo que había pasado con su jefe, realmente lo tenía aterrado, no en ese momento claro, pero ahora que lo pensaba, era tan extraño.

Jungkook ni siquiera le gustaba, tal vez le parecía algo atractivo y en realidad su aroma lo excitaba, pero le daba asco cada vez que abría la boca para insultarlo.

Olisqueó su cuello, mierda. Tuvo al alfa con el rostro en su cuello y él no hizo nada para apartarlo, de solo recordarlo y recordar su aroma sentía su ropa interior húmeda.

Y comenzó a lubricar más al imaginar como sería ser follado por ese alfa, no es que lo deseara.

O tal vez...

No, no. No Jimin, no podría hacer eso.

El omega bajó el pantalón de su pijama, junto con la ropa interior, y efectivamente estaba mojado.

Tocó con sus dedos su entrada húmeda y se sorprendió al sentir como ingresaba su dedo sin ningún tipo de resistencia, solo con pensar en el nudo de Jungkook.

Jungkook y el sudor de su piel.

Jungkook y su aroma a madera y granos de café. Jungkook oliendo y lamiendo su cuello.

Jungkook gimiendo en su oído. Jungkook llenándolo.

Jimin tuvo una idea, una idea que probablemente le costaría caro. Pero no tenía mucho que perder, o tal vez sí. Su empleo.

✧✦✧

A la mañana siguiente, Jimin se levantó a la hora de siempre, se duchó, reparando en su piel hasta sentirla tan suave como quería, depiló algunas partes y lavó su cabello.

Sin querer, el omega sonreía al pensar en la noche anterior. Maldito alfa imbécil.

Salió del baño y secó su cuerpo para vestirse, no llevaría el traje de siempre, trataría de ser un poco más informal. Para nada quería impresionar al alfa.

Tiempo después, salió de su casa y tomó un taxi, directo al edificio de relaciones exteriores. Jimin pagó al conductor cuando llegó y bajó del auto.

Cuando estuvo ya en su oficina se dispuso a trabajar, con el ruido de la ciudad de fondo, mientras revisaba documentos y leía correos electrónicos.

Hasta que tocaron la puerta de su pequeña oficina.

—Si, pase —accedió mientras se agachaba para guardar unas hojas en el último cajón de su escritorio. Escuchó la puerta ser abierta y luego pasos firmes.

—Jimin —el omega se golpeó la cabeza contra el escritorio al escuchar esa voz.

—Mierda —dijo sobando su cabeza, Jungkook había entrado a su oficina y ahora lo miraba con una sonrisa burlona.

—¿Estás bien, omega?

—Si, solo me asusté. No te esperaba aquí —explicó Jimin, evitando mirar al alfa a los ojos. Se sentía muy avergonzado, por el golpe y por el día anterior—. Y no me llames así, mi nombre es Jimin.

—Bien, Jimin —Jungkook se burló—. Te traigo estos documentos. Necesito una evaluación de cada uno y reporte de todos los correos que aparecen, el director ejecutivo está pidiendo financiar algunas empresas, así que tienes mucho trabajo —el alfa habló con simpleza.

Jimin miró las carpetas, eran cientos de hojas, realmente no terminaría temprano. Eso le tomaría una eternidad, odiaba a ese alfa, se maldijo por pensar en él anoche.

—Pero...

—No te preocupes, cuando termines podrás irte. Me quedaré hasta tarde de todos modos, tengo mucho que administrar.

Estaba seguro que ese maldito alfa se estaba vengando de esa forma por el golpe.

Jimin no respondió y Jungkook solo dejó las carpetas en su escritorio, dando media vuelta para salir de ahí. El omega suspiró cansado y levantó sus dedos del medio hacia el alfa que ya se había ido.

—Púdrete, alfa imbécil.

✧✦✧

Jimin se pasó todo el día inmerso entre hojas y más hojas, no es que no le gustara su trabajo, pero Jungkook se desquitaba poniendo en sus hombros una carga que bien podría repartir.

Bien, eso no se quedaría así, Jimin claramente tendría que desquitarse también, de alguna forma.

Podría seguir con su plan. Si, eso es lo que haría.

Su piso se fue vaciando, los empleados se levantaban de sus asientos y caminaban cansados, Yoongi había pasado a despedirse, Jimin le sonrió y dijo que lo vería al día siguiente. Cuando el beta preguntó sobre los documentos apilados, Jimin solo rodó los ojos y murmuró un Jungkook.

Así que poco a poco, quedó solo en el piso, a excepción de Jungkook, que no salía de su oficina para nada. El sol se ocultó y las luces de la ciudad iluminaron la noche.

Horas después de haber comenzado, Jimin por fin había terminado con cada uno de los documentos y se sentía exhausto, pero no tanto como para terminar la noche de una forma un tanto especial.

Así que guardó sus cosas y tomó las carpetas con las hojas para llevarlas hasta la oficina del alfa.

Llegó hasta la puerta y tocó con cuidado.

—Pasa —ordenó el alfa dentro, seguido de unas oraciones que Jimin no entendió. Cuando entró se dio cuenta que el alfa estaba hablando por teléfono y se veía cansado, con los hombros tensos y el entrecejo fruncido.

Jimin entró con pasos cuidadosos y se acercó hasta el alfa que no lo veía, parecía inmerso en algún punto del escritorio. El omega dejó los documentos y miró un momento a Jungkook, el alfa solo levantó la vista para indicarle con una seña que se fuera.

El omega sonrió y caminó hasta rodear el escritorio, posicionándose detrás del alfa. Ahora que estaba ocupado, podría comenzar su plan de manera más sencilla.

—No me importa lo que tu jefe diga Cho, harás lo que digo —decía el alfa enojado—. Escúchame, soy el jefe de administración y finanzas.

Jimin notaba como Jungkook se enfadaba más, así que, dejando un poco de su orgullo a un lado, se acercó más hasta que la espalda del alfa chocó contra su pecho, Jungkook lo sintió, pero no se movió.

—Solo haz lo que te digo y entrégame la información antes del jueves —Jimin pasó sus manos por los hombros tensos de Jungkook, notando como el alfa parecía confundido. Lo miró con una mueca extraña.

Jimin se agachó hasta que quedó cerca de su oído.

—Relájate.

El omega pasó las manos por el torso del alfa mientras este seguía discutiendo, sin inmutarse por las caricias del omega. Si su plan no estaba funcionando, tendría que poner más empeño.

Así que posó sus labios sobre el cuello del alfa, dejando suaves besos. Sintió a Jungkook tragar saliva y apretar los puños. Besó justo debajo de su oído y siguió con su camino.

—Solo haz lo que te digo, Cho —Jimin desabotonó los primeros botones de la camisa de Jungkook mientras seguía repartiendo besos por su cuello—. Encárgate de eso —Jimin gimió en su oído y Jungkook se tensó—. Mierda, me tengo que ir, adiós.

El alfa colgó y giró en su silla para ver al omega sonriendo de forma burlona.

—¿Qué se supone que hacías? Creí haberte dicho que te fueras.

—Te vi muy tenso —Jimin se encogió de hombros.

—¿Y eso te da derecho a toquetearme? Solo vete —dijo el alfa y el omega interno de Jimin se sintió humillado por su rechazo, claro que el rostro de Jimin no lo demostró.

Aún así, fingió una mueca de tristeza e hizo sobresalir su labios inferior mientras se abrazaba a sí mismo. El alfa rodó los ojos en rendición y Jimin podría estar celebrando internamente.

—Solo quería que no estuvieras molesto, alfa —Jimin dio media vuelta y caminó hasta el gran ventanal que había, con una vista grandiosa de la ciudad.

Se quedó embelesado por la vista y las luces adornando las calles, los autos pasando y las personas tan diminutas, hasta que sintió un cuerpo detrás de él.

—No estoy molesto contigo, omega. No necesitas hacerme sentir mejor —susurró Jungkook al mismo tiempo que posaba sus manos en la cintura de Jimin.

El omega ahogó un jadeo al sentir la entrepierna de Jungkook muy cerca de su trasero. Las fuertes manos lo sostenían y el rostro del alfa ya estaba haciendo camino hasta su cuello.

—¿No estás enojado conmigo? —preguntó Jimin mientras Jungkook seguía acariciando sus caderas. El alfa negó y el rubio sonrió con los ojos cerrados—. Que lástima, yo si —Jungkook soltó un gruñido bajo—. Fuiste muy grosero conmigo, alfa.

—Ya no más —respondió el pelinegro detrás—. No tienes idea de cómo me pones, Jimin —besó su cuello y el omega cerró los ojos.

—Demuéstralo, enséñame como te hago sentir y tal vez te perdone.

El alfa siguió besando y mordisqueando su cuello, mientras levantaba la camisa de Jimin para poder acariciar la piel de su cintura. Acarició la piel de su estómago, sintiendo la suavidad de esta.

—Alfa...

—¿Si, omega?

—Fóllame. Por favor —pidió Jimin entre susurros. Con sus manos pegadas al vidrio.

—No puedo, omega. No podemos —exclamó el alfa, casi como un lamento.

—Si podemos, te lo estoy pidiendo, maldita sea.

Jungkook sentía su polla dura de solo oler al omega y de besar su piel, las caricias de Jimin lo habían excitado al punto de mandar todo al carajo y querer tomarlo ahí mismo, en su escritorio, fuerte y duro. Pero no podía, no podían.

El alfa negó, tomando toda la fuerza de voluntad que poseía para separarse del omega y sacar sus manos de la ropa de Jimin. El omega se quejó al sentir como el alfa lo estaba rechazando, su omega interior lloriqueaba por sentir al alfa de Jungkook.

Estaba demasiado húmedo, demasiado excitado, esperando y ansiando el miembro del alfa dentro de él, pero no podía hacer nada, así que abrió los ojos, encontrándose con el vidrio que lo separaba del frío de la noche. Miró hacia abajo, a las calles transitadas, tratando de recomponerse.

No era un omega que rogaba, así que respiró pausadamente y asintió con su cabeza, si aquel estúpido alfa lo estaba rechazando, buscaría alguien más para bajar su calentura.

Dio media vuelta, dispuesto a marcharse, ni siquiera veía a Jungkook o lo que estaba haciendo, solo acomodó su ropa de nuevo y caminó hasta la salida, como si no hubiera estado frotándose contra el alfa minutos antes.

Estaba a punto de llegar a la puerta cuando el alfa se cruzó en su camino.

—¿A dónde vas? —preguntó Jungkook sonando molesto. Ni siquiera debía estarlo.

—A buscar algún alfa que si quiera darme su nudo —respondió Jimin indiferente.

—No lo harás.

—¿Ah no? ¿Y por qué? —preguntó Jimin cruzando sus brazos. El alfa lo miró fijamente.

—Porque yo te daré el mío.

Y sin previo aviso, el alfa lo besó.

Un beso rudo y húmedo, demandante, un beso que sabía a café y almendras, el alfa parecía querer saciarse del omega y Jimin quería sentir más cerca a Jungkook.

Se besaban hambrientos, moviendo sus labios mientras Jungkook acariciaba la cintura de Jimin y el más bajo abrazaba al alfa por el cuello, dando pequeños tirones a su cabello. El omega soltó un bajo gemido que Jungkook tragó al sentir las grandes manos del alfa en su trasero.

Jimin terminó de desabotonar la camisa de Jungkook y el alfa quitó la del más bajo, repasando con sus dedos la tersa piel de su pecho, besó sus clavículas y bajó hasta tomar con sus dientes el pequeño pezón del omega, succionó y lamió, haciendo que Jimin soltara jadeos ahogados, tirando su cabeza hacia atrás.

El omega hizo lo mismo, más descarado que Jungkook, pasó su lengua por el cuello del alfa hasta bajar y lamer su estómago trabajado, aquel que era adornado por diversos tatuajes, el omega delineó con su lengua la tinta en la piel caliente del alfa mientras lo miraba a los ojos.

Jungkook juraba que era la imagen más excitante que había visto jamás, era como sentirse en el paraíso, aunque jamás había estado ahí. No creía que sería muy diferente a tener a un ángel de ojos azules y aroma exquisito lamiendo su estómago hasta bajar y acariciar por encima de la tela su erección.

Jungkook respiraba pausadamente mientras miraba como Jimin desabrochaba el cinturón de su pantalón. Era un omega descarado porque sonreía como loco al bajar el pantalón junto con el bóxer del alfa y sonrió más al ver la polla de Jungkook, grande y dura.

El más bajo miró hacia arriba mientras la tomaba con su mano y daba un lametón, degustó el sabor de Jungkook en sus labios. Daba sacudidas con su mano envolviendo el miembro del alfa al mismo tiempo que chupaba la punta. Repasaba con su pulgar las venas de su miembro erecto mientras lamía la punta.

—Hazlo omega, mételo todo a tu preciosa boca.

Jimin sonrió y lamió con más ganas, el alfa se recargó en el escritorio al sentir la humedad de la boca de Jimin envolverlo. Tan deliciosa la sensación que pensó que caería al infierno por un momento. Hasta que Jimin se detuvo, Jungkook lo miró indignado.

—Esto no se trata de ti, Jungkook. Ya tendremos tiempo para esto —explicó Jimin con la voz rasposa. Se levantó dispuesto a juntar su boca con la del mayor.

El alfa lo besó rudo, tomando su cuello. Sabía que dejaría marcas, pero eso era lo que quería, tener las huellas de Jungkook marcadas por todo su cuerpo.

Ni siquiera se dio cuenta que estaban avanzando hasta que su espalda chocó con el vidrio. El omega se quejó pero Jungkook siguió besándolo, probando su propio sabor en los labios de Jimin.

Tomó los cabellos rubios del menor en un puño y lo hizo exponer su cuello, Jimin lo hizo gustoso, sintiendo los besos húmedos del alfa, claro que quería que dejara marca.

Quería levantarse por la mañana y observar las marcas moradas que había dejado Jungkook.

Casi se golpea la cabeza contra el vidrio al imaginar otro tipo de marca, una más permanente, eso lo excitó de sobremanera, pero también lo aterró, porque no podía estar deseando ser marcado por el mayor.

Solo era la excitación del momento. O tal vez no...

—Date vuelta, omega —Jungkook pidió y Jimin lo hizo sin rechistar. Con las manos en el vidrio y la frente recargada contra el frío material, fue despojado de su pantalón.

Revelando unas bragas de encaje color negro que se ajustaba a su trasero y a sus caderas.

El omega era precioso, recargado en el ventanal, con la frente sudada y la espalda inclinada, su definida cintura y su gustoso trasero con aquella prenda de color oscuro.

Jungkook casi babeó.

—Joder, planeaste esto, ¿cierto?

—¿Te gustan alfa? Son especialmente para ti —Jimin dio un salto al sentir una palmada en uno de sus glúteos.

—Me vuelves loco, maldito omega. Ni se te ocurra usar estas con otros alfas.

—No puedes prohibirme nada —mencionó Jimin en un susurro, sintió sus bragas ser bajadas hasta los tobillos y quedar completamente desnudo frente a Jungkook.

El alfa mordió el lóbulo de su oreja mientras tocaba la entrada del menor, sintiendo la humedad y el lubricante salir, resbalaba por el interior de los muslos del omega. Jimin gimió al sentir los dedos de Jungkook acariciando alrededor.

—Voy a probarte omega, y entonces no querrás estar con ninguno de esos idiotas —susurró.

El omega solo sintió la respiración de Jungkook cerca de su entrada y luego su lengua estimulándolo, gimió bajito al sentir al alfa lamiendo y saboreando todo el lubricante. Abría con sus manos las mejillas de su culo para tener mejor acceso y enterraba su rostro.

Jungkook saboreaba el exquisito dulzor en su boca, escurría por su barbilla, pero no le daba importancia, el omega se deshacía entre gemidos y maldiciones ahogadas por su mano.

—Vamos, amor. Quiero escucharte, nadie más lo hará —el alfa mordisqueó la piel de su glúteo—. Solo somos nosotros esta noche, déjame escucharte.

Y Jimin gimió, con su voz aguda el nombre de Jungkook, porque nadie podía culparlo.

Era un omega apoyado en el vidrio del último piso del edificio, con un alfa comiéndole el culo. Nada le importaba a ese punto.

El alfa enterraba sus dedos en sus caderas para mantenerlo quieto y Jimin llevó una mano hasta su propia polla para empezar a dar fuertes tirones.

—Jungkook, fóllame a-ahora —pidió con la voz entrecortada. Suspiró al sentir uno de los dedos del mayor en su interior.

El alfa lo movía de adentro hacia afuera buscando el punto nervioso de Jimin, agregó otro al no sentir resistencia y colocó una mano en la parte baja de la espalda del omega para mantenerlo en su lugar.

—Jungkook, s-sí, sí. Así —gemía el omega.

El alfa los movía rápidamente, lamiendo el lubricante que escurría, escuchando el sonido parecido a un chapoteo. Tres dedos dentro de Jimin, moviéndolos de adentro hacia afuera, abriendo al omega y preparándolo para él, para follarlo.

Hasta que sintió a Jimin tensarse y apretarse alrededor de sus dedos, los sacó de inmediato y observó un chorro de lubricante salir. El menor gimió agudo cuando otro chorro salió, empapando el piso. Jungkook lo observó maravillado.

Los dos respiraron irregularmente antes de que Jungkook fuera arrastrado por Jimin hasta el sofá de la habitación, el omega sentó al alfa y este miró la polla dura y enrojecida del omega, soltando presemen, el alfa pasó su dedo pulgar por la punta y se lo llevó a la boca. Lo saboreó unos segundos y luego sonrió excitado.

—Dulce. Como todo tú.

El omega se sentó encima del alfa, posando sus rodillas en el sofá.

—Voy a montarte, alfa. Porque quiero sentirte tan jodidamente bien —susurró el omega, acariciando el torso del hombre. Jungkook lo ayudó a levantar su trasero para poder encajar la punta de su polla en su entrada.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Jungkook mirándolo fijamente con sus ojos verdes. Jimin sonrió cansado.

—¿Estás diciendo que podrías detenerte?

—Tienes razón, no podría.

Y sin previo aviso, el omega hundió su polla en su trasero. Gimió agudo al sentir el miembro de Jungkook en su interior, todo tan caliente y húmedo. El mayor tiró su cabeza hacia atrás al sentir la estrechez de Jimin envolver su polla, tan apretado y caliente.

—Joder, eres enorme, alfa —jadeó el ojiamiel.

El rubio tomó su corbata en un puño y se impulsó, sintiéndose lleno, era puramente placer. Se aferraba a la tela del alfa mientras saltaba orgulloso y se movía rítmicamente.

El pelinegro azotaba sus glúteos de vez en cuando obligando a Jimin a ir más rápido.

—Joder, has sido un omega malo, amor. Golpeaste a tu alfa —habló con la voz ronca. Tomando al rubio de la nuca.

Los muslos de Jungkook se encontraban mojados debido al lubricante y eso hizo que todo fuera más resbaloso y ruidoso. Con sonidos de chapoteo y pieles chocando.

—T-Tendrás que... c-castigarme —jadeó el ojimiel con su cabeza hacia atrás, todavía sosteniendo la corbata del alfa, sin llegar a ser demasiado rudo para ahorcarlo.

Jimin se impulsaba sobre sus rodillas, dando pequeños pero certeros brincos, las manos de Jungkook se mantenían en su cintura para ayudarlo a moverse más fácilmente. Hasta que el ojiverde hizo que mantuviera su trasero más elevado y se impulsó más rápido, entrando y saliendo del omega con rapidez, dando certeras estocadas.

—M-Mierda, así, alfa. Así.

Jimin se inclinó hasta besar a Jungkook, un beso caliente y demandante, el alfa acariciaba la espalda del omega mientras seguía penetrándolo, con su polla siendo aprisionada en el culo de Jimin.

Pronto, los chasquidos y gemidos inundaron la oficina, con la ciudad iluminada de fondo, y la luna siendo testigo del roce de pieles. De los sonidos tan maravillosos que soltaba Jimin y las caricias de Jungkook.

—Te sientes tan bien, omega. Tu cuerpo es maravilloso —exclamó el alfa.

Jimin siguió montándolo hasta que sus rodillas dolieron, así que Jungkook lo levantó sin esfuerzo alguno y caminó por la oficina hasta dejar al menor en el escritorio de madera negra.

El pelinegro tomó sus piernas para abrirlas más y penetrar a Jimin, el rubio tiró su cabeza hacia atrás al sentir las estocadas duras del mayor.

Era maldito sexo rudo en el escritorio de su jefe.

Que caliente lo ponía.

—J-Jungkook, más...

—¿Más? Eres insaciable mi precioso omega —tomó la polla de Jimin para darle algunas sacudidas.

Jimin acarició su vientre, sintiendo la cabeza de la polla de Jungkook. Joder...

El omega sentía como el miembro de Jungkook chocaba con su próstata, haciendo que su cuerpo se sacudiera de placer y jadeara por más, buscando su ansiada liberación.

Su espalda golpeaba con la madera, pero no le importaba porque estaba siendo follado por un alfa sexy y atractivo, así que el dolor en su espalda era lo que menos importaba.

Su cuerpo se sacudía de las violentas embestidas, sentía las bolas del mayor chocando con su trasero y la mano del alfa bombear su pene.

—Es-Estoy cerca, Jungkook. P-Por favor alfa —los gemidos del omega eran como un canto de ángeles y el ojiverde quería escucharlos siempre. Impulsaba sus caderas, viendo como su miembro se adentraba en el culo del omega y era la mejor imagen que guardaría en su cabeza.

Bastaron unas estocadas más para que Jimin se tensara y se aferrara a los brazos firmes de Jungkook al sentir el semen salir de su polla, manchando su estómago.

El alfa continuó follando al omega sensible hasta que sintió su nudo empezar a formarse, soltó un suave gruñido al sentir las tiras de semen salir de su miembro. El omega por fin se sintió lleno y complacido de tener el nudo del alfa, sonrió satisfecho e hizo una mueca de dolor al sentir los brazos de Jungkook envolverlo y llevarlo al sofá. El líquido caliente seguía saliendo y Jimin sentía su estómago hinchado.

Se recostaron, con Jimin encima de Jungkook, aún unidos por el nudo del alfa, mientras los dos buscaban tranquilizar sus respiraciones.

Después de unos minutos, el alfa habló mientras pasaba sus manos por la espalda delicada del rubio. Repasando sus curvas y sintiendo el mismo cielo entre sus dedos.

—En unos días debo viajar a Italia a visitar unos clientes —mencionó con cansancio. El ojimiel asintió, cerrando sus ojos.

—Por fin tendré un descanso de mi odioso jefe —sonrió adormilado. Jungkook soltó una risita.

—Estaba pensando en que vinieras conmigo.

Jimin abrió los ojos y levantó su cabeza al escucharlo, Jungkook lo miraba atentamente, no había rastro de burla en sus ojos.

—No lo dices en serio.

—Lo digo muy en serio. Siempre quise follar en un avión.

Jimin se carcajeó y golpeó a Jungkook en el hombro. El alfa le sonrió y luego besó sus labios despacio. El omega lo besó de vuelta, acariciando su mejilla.

—Solo porque follamos una vez no significa que tengas que llevarme a tus viajes —Jimin habló cuidadosamente—. No es algo formal, Jungkook.

—Ya lo sé, pero aún así quiero que vengas —el alfa acarició su mejilla y luego sus labios.

—Solo iré porque es Italia, jodido alfa —Jimin besó su cuello—. Esto no va a cambiar nada, te sigo odiando.

Jungkook asintió y le dio una palmada en su glúteo.

—Y yo te odio a ti, omega irresponsable.

Se quedaron unos minutos más, charlando en voz baja, tan cómodos en su propio mundo que no querían despegarse del otro. Con caricias lentas y besos robados, en la oscuridad de la habitación y las luces de la ciudad de fondo.

Y días después, ambos viajaron a Italia, sin saber que eso sería el inicio de algo grande.

Y si, tal vez follaron en el avión.

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Adaptación autorizada. Historia original de @Sweetsorrow_10, gracias por permitirme adaptarla. 💗

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